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Este blog está creado para guardar todas las experiencias, reales o imaginarias; de afuera y de dentro de este mundo; de la familia Ayala de Guayaquil.
Serán apreciados todos sus aportes, siempre que se compartan con el afán de recopilar y guardar celosamente las tradiciones, historias, anécdotas, logros de nuestro linaje.
Agradecemos las aportaciones que sobre Historia, Pintura, Música y Arte en general se hagan a este blog.
Y, por supuesto, salvando la honorabilidad y el buen gusto.

domingo, 17 de febrero de 2013

La Negra Emilia


Mayo 2 / 99
LA NEGRA EMILIA


José había llegado al puerto de Santa Rosa con su barco pesquero lleno de atún, por fin

 tierra firme, por fin su casa, encargo la pesca al marinero y se dirigió al pueblo a buscar

su auto para volver a Salinas, había dejado el auto junto a la cabaña de Emilia.

- Hola Negra, te traje harto pescado.

- Hola Blanco, pa’ que trae tanto si se pudre yo no puedo comel too eso,

- Te voy a comprar una refrigeradora para que lo puedas guardar, eso es lo que te

regalaré por tu cumpleaños

- Dejese usté de cosa, yo no tengo corriente aca, y a mi me gusta el pescao fresco no

helao.

- Dime Emilia, que puedo regalarte por tu cumpleaños?, algo debe haber que te guste, que te haga falta, anda dime que te gustaría?
-Y que puedo querel, si aquí hay too.
- No Emilia, aquí no hay todo, tu no tienes nada, cuatro paredes de caña un fogón y una hamaca no es todo,  yo no te estoy ofreciendo una casa por que no te la puedo comprar, pero puedo darte la refri , debes tener deseos de algo debes tener necesidades, no quieres que cuando yo llegue a tu casa tu la tengas linda para mi? yo te quiero para mi, tu no quisieras que yo viva para tí?
   Emilia lo miró con desconfianza. abriendo sus grandes ojos negros le dijo:
- No me gusta alguien viviendo pa’ mi, ni yo pa’ el.
 Luego bajo la cabeza, y cambio su desconfianza, alzando la mirada tímidamente y con una sonrisa franca de esplendorosos dientes blancos.
- Es mejol así, ..encontrándose de repente, hablar un rato, - Emilia cerro los ojos mientras hablaba - contarse cosa que le divieltan, hacel caricia, ir a la cama, ver la puesta del sol, y luego irse.  Usté no necesita traer regalo no jeñor, - dijo en tono de advertencia - no necesita ser mío na’má, ni pior aun casarse comigo, acá tengo lo que quiero, se puede bañal en el mar, o ir de paseo al pueblo, o a la playa, - Emilia se había levantado y ahora miraba al mar mientras le hablaba -  respirar aire de verdá, hay pescao pa’ comer y coco, y si quiere me hago un collar de caracoles y me veo bella pa’ usté, usté quiere compral cosa pa que sea suya na’ má. pero usté no puede regalarme una puesta de sol, ni puede compra la luna, ni yo se la iba a aceptá....porque es mejol así, siendo de toos, sino ya alguien la habría comprao y me la habría quitao, es bueno así siendo de toos como el mar,  como las estrellas, como los pece del océano....mire mejor cuando usté quiere véngame a ve, viene a mi casa que es de caña, pa’ que sea fresca, se escapa de su ciudá y conversa comigo, aquí respira el aire del mar, y si levanta la vista ve las estrellas, yo cocinare pa’ usté, - le  brillaban los ojos al hablar - no necesita trael regalos. Se puede acostar en la hamaca y dormir en paz, como lo niño, y venir a la cama y hace’l amor como usté quiera, es bueno así, así se tiene todo y no se posee ná. Así no hay que pagal po´  las cosa -   Emilia frunció el ceño -  acaso que yo no lo veo a usté con tanto papel  son papel pa’ que uste dé plata.  La cosa suya no son suya en verdá son de lo dueño del papel. No se afane por mi que ya usté tiene suficiente afán por su vida, - Emilia se puso frente a el - Déjeme que yo le quite su afán, - replico mientras se acercaba dulcemente para besarlo.
José se dejó llevar por un momento y luego la separó de sí,  tomó las llaves de su auto y sin decir nada se marchó.  por el espejo retrovisor divisó a Emilia, de pié junto a su choza, con sus perfectas curvas y su pelo largo entrenzado, la arena se levantaba con el viento y la visión que se fue volviendo  cada vez mas borrosa hasta que terminó por taparse con una  nube beige de polvo y arena.
-No se, - se dijo José - No sé si podría vivir así con tanta simplicidad, no sé si podría abrir la gran puerta de mi jaula para vivir en libertad.

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